Retrato pictórico
Véase Retrato para saber más sobre el tema en
general de los retratos.
«Retrato de corte» oficial chino de la emperatriz y esposa del emperadorQinzong, de la dinastía Song (1100 –1161).
«Retrato de grupo»: Frans Hals y Pieter Codde, Compañía del capitán Reynier Reael (La flaca compañía), 1633-37, óleo sobre lienzo, 207,2 x 427,5 cm, Rijksmuseum,Ámsterdam..
Magnífico ejemplo de un retrato
colectivo.
El retrato
pictórico es un género dentro
de la pintura, en el que se
pretende representar la apariencia visual del sujeto, en particular cuando lo
que se retrata es un ser humano, aunque también pueden representarse animales.
Los retratistas trabajan por encargo, tanto de personas públicas como de
particulares, o inspirados por la admiración y el afecto hacia el protagonista.
A menudo son documentos de familia o de Estado, así como recuerdos de la
persona retratada. Cuando el artista se retrata a sí mismo se trata de un autorretrato.
Históricamente, se ha representado a
los ricos y poderosos. Pero con el tiempo, se difundió entre la clase media el
encargo de retratos de sus familias y colegas. Aún hoy, persiste la pintura de
retrato como encargo de gobiernos, corporaciones, asociaciones o individuos.
Dentro de la jerarquía de los géneros, el retrato tiene
una postura ambigua e intermedia; por un lado, representa a una persona hecha a
semejanza de Dios, pero por otro lado, al fin y al cabo se trata de glorificar
la vanidad de una persona.1
Técnica y
práctica[editar · editar código]
Un retrato bien
ejecutado se espera que represente la esencia interior del sujeto desde el
punto de vista del artista y no sólo la apariencia externa. Como afirmó Aristóteles,
«El objetivo del arte no es presentar la apariencia externa de las cosas, sino
su significado interno; pues esto, y no la apariencia y el detalle externos,
constituye la auténtica realidad».2 Los
artistas pueden esforzarse por un realismo fotográfico o un parecido
impresionista, pero no se trata de una caricatura,
que pretende revelar el carácter a través de la exageración de los rasgos
físicos. El artista en general intenta un retrato representativo, como afirmó Edward Burne-Jones: «La única expresión que se
puede permitir en la gran retratística es la expresión del carácter y la
cualidad moral, no nada temporal, efímero o accidental».3
En la mayor parte de los casos esto da como resultado una apariencia
seria, una mirada fija de labios apretados, siendo históricamente raro que se
encuentre algo más allá de una ligera sonrisa. O como lo expresó Charles
Dickens, «sólo hay dos clases de retratos pictóricos: el serio y el
de la sonrisita».4 Incluso
con estas limitaciones, es posible lograr una amplia gama de sutiles emociones,
desde una amenaza tranquila a un amable contento. Si la boca se mantiene
relativamente neutral, ha de crearse gran parte de la expresión facial a través
de los ojos y las cejas. Como afirma el escritor y artista Gordon C. Aymar,
«los ojos son el lugar al que se mira para la información más completa, fiable
y pertinente» sobre el sujeto. Y las cejas pueden registrar, «casi ellas por sí
solas, maravilla, pena, miedo, dolor, cinismo, concentración, nostalgia,
desagrado y esperanza, en infinitas variaciones y combinaciones».5
Al protagonista se le puede representar de cuerpo entero, medio cuerpo,
cabeza y hombros o cabeza, así como de perfil, medio vuelto, tres cuartos o de
frente, recibiendo la luz de diversas direcciones y quedando en sombra partes
diferentes. Ocasionalmente, los artistas han creado retratos con múltiples
puntos de vista, como con el Triple retrato de Carlos I efectuado
por Anton van Dyck.6 Hay
incluso algunos retratos donde no se ve el rostro del sujeto; ejemplo de ello
es Christina's World (1948), de Andrew Wyeth,
en el que la postura de la muchacha minusválida vuelta de espaldas se integra
con la ambientación en la que se encuentra para expresar la interpretación del
artista.7
Retrato colorido: Pierre-Auguste Renoir, En la terraza,1881, óleo sobre lienzo, 100 x
80 cm, Instituto de Arte, Chicago.
Retrato prácticamente en blanco y negro: Gilbert
Stuart,Retrato de George
Washington, h. 1796,óleo sobre lienzo, 73,5 x 61,1 cm, Sterling and Francine Clark Art Institute,Williamstown.
«Retrato ecuestre»: Diego
Velázquez, Felipe IV a caballo, hacia 1635, óleo sobre
lienzo, 301 x 317 cm, Museo del
Prado, Madrid.
Entre otras variaciones, el sujeto puede estar vestido o desnudo;
dentro de casa o en exterior; de pie, sentado, reclinado; incluso montado a
caballo (retrato ecuestre). Las pinturas de retrato
pueden ser de individuos, parejas, padres e hijos, familias, o grupos de
colegas («retrato de grupo»). Pueden crearse en medios
diversos entre ellos óleo, acuarela, tinta y pluma, lápiz, carboncillo, pastel ytécnica mixta. Los artistas
pueden emplear una amplia paleta de colores, como En la terraza de Renoir (1881) o limitarse a casi
blanco y negro, como en el retrato que Gilbert
Stuart hizo de George
Washington en 1796.
A veces también tiene relevancia el tamaño del cuadro. Los enormes
retratos de Chuck Close que tienen como destino
mostrarse en un museo difieren grandemente de la mayoría de los retratos,
creados para colocarse en una casa particular o llevarse con facilidad de un
lugar a otro. Es frecuente que el artista tome en consideración dónde colgará
el retrato final y el color y el estilo de la decoración que lo va a rodear.8
Crear un retrato puede llevar un tiempo considerable, y requiere
generalmente varias sesiones de posado. Cézanne,
por ejemplo, insistía en más de 100 sesiones de sus retratados.9 Goya,
por su parte, prefería un largo posado de un día.10 La
media es de alrededor de cuatro.11 Los
retratistas a veces muestran a sus protagonistas una serie de dibujos o fotos
para que el modelo elija su postura favorita, como hacía Joshua
Reynolds. A veces, como Hans Holbein el Joven, dibujaban el rostro
y luego completaban el resto de la pintura sin que el retratado estuviera
posando.12 En
el siglo XVIII podría
tardarse un año desde el encargo hasta la entrega del retrato acabado al
cliente.13
Tratar con las expectativas y el estado de ánimo del modelo es una seria
preocupación para el retratista. En cuanto a la fidelidad del retrato respecto
a la apariencia del modelo, los artistas suelen tener un enfoque coherente. Los
clientes que buscaban a Joshua Reynolds sabían exactamente que el resultado
sería halagador, mientras que los modelos de Thomas Eakins esperarían
un retrato realista. Algunos retratados tienen fuertes preferencias, otros
dejan que el artista decida por completo. Es famoso Oliver
Cromwell por haber exigido que su retrato mostrase «todas estas
asperezas, granos y verrugas y todo lo que véis en mi, de otro modo nunca
pagaré un penique por él».14
Después de hacer que el modelo esté cómodo y animándole a que adopte una
pose natural, el artista estudia al sujeto, buscando entre las posibles
expresiones faciales, aquella que satisface su concepto de la esencia del
modelo. La postura del sujeto también se considera con cuidado para revelar su
estado emocional y físico, lo mismo que ocurre con la vestimenta. Para mantener
al modelo implicado y motivado, el artista hábil a menudo mantendrá un
comportamiento y conversación agradables. Élisabeth Vigée-Lebrun aconsejaba
a los compañeros artistas que elogiaran a las mujeres y su apariencia para
obtener su cooperación en el posado.14
Para tener éxito en la ejecución de un retrato es esencial dominar la anatomía
humana. Los rostros humanos son asimétricos y un retratista habilidoso
reproduce esto con sutiles diferencias entre la izquierda y la derecha. Los
artistas tienen que conocer los huesos que quedan debajo y la estructura del
tejido para hacer un retrato convincente.
Para composiciones complejas, el artista haría primero un esbozo
completo, con lápiz, tinta, carboncillo o al óleo, lo que es particularmente
útil si es limitado el tiempo de que dispone el modelo para posar. La forma
general, entonces con un parecido aproximado, se esboza sobre el lienzo en
lápiz, carboncillo u óleo fino. En muchos casos, el rostro se completa primero,
y el resto después. En los talleres de muchos de los grandes retratistas, el
maestro haría sólo la cabeza o las manos, mientras que la ropa y el fondo se
completarían por los aprendices principales. Había incluso especialistas de
exterior que trataban temas específicos como la ropa y sus dobleces, como Joseph van Aken.15 Algunos
artistas del pasado usaban maniquíes o muñecas para ayudar a establecer y
ejecutar la pose y la ropa.16 El
uso de elementos simbólicos colocados alrededor del modelo (incluyendo signos,
ajuar doméstico, animales y plantas) se usó a menudo para presentar codificado
en la pintura el carácter religioso o moral del sujeto, o con símbolos
representando la ocupación del modelo, sus intereses o su estatus social. El
fondo puede ser totalmente negro y sin contenido o toda una escena que sitúa al
modelo en su medio social o recreativo.
Retrato realizado engrafito y sanguina sobrepapel: François
Clouet,Francisco II, 1560, 33,5 x 23,4 cm, Biblioteca Nacional de Francia, París.
El autorretrato puede considerarse como un
sub-género dentro del más amplio del retrato. Ya en la Edad Media los
artistas no firmaban la obra pero sí podían aparecer dentro de la escena religiosa.17 Losautorretratos se
producen generalmente con ayuda de un espejo y el resultado acabado es un
retrato de la imagen en el espejo, lo inverso a lo que ocurre en un retrato
normal en que el modelo y el artista están sentados uno frente al otro. En un
autorretrato un artista diestro parece que sostiene el pincel con la mano izquierda
a menos que el artista, deliberadamente corrija la imagen o use un segundo
espejo mientras pinta. Como en el retrato en general, se observan dos
tendencias dentro de autorretrato: la psicológica y la de corte. En el
autorretrato «personal» o psicológico, el pintor se escudriña a si mismo sin
piedad, reflejando su realidad y sin que se evidencie en muchas cocasiones que
quien se está retratando es el propio pintor; ejemplo de ello es el Autorretrato
con visera,pastel de Chardin de 1775. En el «profesional»,
en cambio, el pintor aparece revestido de sus atributos típicos como el pincel
y la paleta y con la solemnidad de expresión y la vestimenta de lujo como
ocurre en los dos Autorretratos que hizo Poussin al
final de su vida.18
Ocasionalmente el cliente o su familia quedan insatisfechos con el
resultado y el artista se ve obligado a retocarlo o rehacerlo o abandonar el
encargo sin cobrar nada, sufriendo la humillación del fracaso. El célebre
retrato que hizo Jacques-Louis David de Madame
Récamier, muy popular en las exposiciones, fue rechazado por la
modelo, como el tristemente célebre Retrato de Madame X,
obra de John Singer Sargent. El retrato del General
George Washington de John Trumbull fue
rechazado por el comité que lo encargó.19 El
muy irritable Gilbert Stuart una vez replicó ante la
insatisfacción de un cliente respecto al retrato de su mujer contestando: «Me
trajo una patata, ¡y espera un melocotón!».20
Un retrato exitoso, sin embargo, puede ganar la gratitud vitalicia del
cliente. El Conde Balthazar quedó tan encantado con el retrato que Rafael le
hizo a su mujer que dijo al artista: «Tu imagen... por sí sola puede aligerar
mis preocupaciones. Esa imagen es mi placer; le dirijo sonrisas, es mi
alegría».21
Historia[editar · editar código]
Primeros retratos[editar · editar código]
Las raíces del retrato es probable que se encuentren en los tiempos prehistóricos,
aunque pocas obras sobreviven de aquel entonces. En el arte de las antiguas
civilizaciones del Creciente Fértil, especialmente en Egipto, abundan
las representaciones de gobernantes y dioses. Sin embargo, no eran retratos que
representaran la auténtica fisonomía del retratado, sino que estaban muy
estilizados, y la mayoría de perfil, usualmente sobre piedra, metal, arcilla,
yeso o cristal. La pintura de personajes destacados se remonta en China al año 1000 a. C.,
pero no sobrevive ninguno de aquella época. El retrato chino más antiguo que se
conserva es de alrededor del año 1000.22
Retrato funerario romano-egipcio de una mujer, en Fayum.
Entre los retratos más antiguos de gente particular, que no fueran reyes
ni emperadores, se encuentran los retratos funerarios que han sobrevivido en el
clima seco del distrito de Fayum en Egipto. Son los
únicos retratos de la era Romana que han sobrevivido hasta
nuestros días, aparte de los frescos,
aunque se sabe por los escritos de Plinio el
Viejo que la pintura retratística estaba bien establecida en
tiempos de la Antigua Grecia, y la practicaban tanto hombres
como mujeres.23 En
su época, Plinio se quejaba del estado de decadencia del arte del retrato
romano: «La pintura de retratos que solía transmitir a través de los años la
verdadera apariencia de la gente, ha desaparecido enteramente... La indolencia
ha destruido el arte».24 Estos
retratos del Egipto Romano son excepciones afortunadas. Presentan un cierto
sentido realista de la proporción y del detalle individual, aunque en general
los ojos tienen un tamaño demasiado grande y la habilidad artística varía
considerablemente entre un artista y otro. Los retratos de Fayum estaban
pintados sobre tabla o marfil con colores de cera y resina (encáustica)
o con temple,
e insertados en la envoltura de la momia, para permanecer con el cuerpo a
través de la eternidad.
Los retratos más antiguos de la Edad Media aparecen
en piedras funerarias y como parte de manuscritos iluminados,
siendo un ejemplo de ello el autorretrato de la escritora mística Hildegard de Bingen (1152).25
Para el 1300,
los retratos de figuras alegóricas y bíblicas por parte de maestros como Giotto comenzaron
a ganar relevancia en los retablos y en las pinturas murales en las iglesias,
particularmente en el Norte de Italia. El más antiguo retrato fisonómico de
la Edad Media se cree que fue el retablo de San
Luis corona a su hermano Roberto de Anjou de Simone
Martini (1317). La clase «media» de ciudades como Venecia, Florencia, Nápoles o Barcelona,
financió obras de arte, tratándose a menudo de ricos banqueros que de esta manera
expiaban el pecado de la usura.
Giotto, Enrico Scrovegni dona a los ángeles una
reproducción de la Capilla de los Scrovegni, Capilla de los Scrovegni, Padua.
Así nace la costumbre de representar a los donantes, es decir, la
persona que encarga la obra religiosa, dentro de la propia composicion
religiosa, como ocurre con el marchante-banquero Enrico degli Scrovegni
retratado en el acto de donar la famosa capilla a los ángeles, pintado por
Giotto,26 o
arrodillados a los pies de la figura sagrada, a menudo en proporciones menores
como símbolo de su humildad frente a la divinidad. En los retablos aparece
también el donante, generalmente en las alas laterales, y con el santo patrón
de su nombre actuando como intermediario ante la figura de la Virgen o Jesucristo;26 puede
verse en infinidad de obras góticas,
como por ejemplo en el Díptico de Melun. La representación del donante
fue cobrando relevancia a lo largo del segundo tercio delsiglo XV,
llegando, como en el caso de la Virgen del Canciller Rolin, a estar
dentro de la misma estancia que la figura divina, al mismo tamaño y sin ser
presentado por ningún santo como intermediario.26
Entre 1350 y 1400, comienzan a
reaparecer figuras seculares en frescos, como en la obra del Maestro
Theodoric Carlos IV recibiendo vasallaje.27 Sin
embargo, la perspectiva seguía siendo plana hasta la Trinidad de Masaccio (h.
1425), una de las primeras obras que crearon una perspectiva tridimensional e
incluye figuras seculares en la pintura;28 es
un primer ejemplo de retrato realista de los comitentes de una obra de arte,
representados a tamaño natural respecto a la divinidad. Masaccio marcó el
camino de la modernización de la pintura al
fresco al adoptar una perspectiva más realista; Filippo Lippi colaboró
con esta tendencia desarrollando contornos más afilados y líneas sinuosas29 y
más tarde su alumno Rafael, ya en pleno Renacimiento, extendió el
realismo en Italia hasta alcanzar un nivel mayor en las décadas siguientes con
sus monumentales pinturas murales.30
Retrato «de perfil»:Anónimo (escuela
francesa),Juan II el Bueno, hacia 1360,temple y oro sobre tabla,
60 x 44,5 cm, Museo del Louvre, París.
Las primeras pinturas que en la Baja Edad
Media tuvieron como tema exclusivo la representación de una
persona, se dedicaban a reyes o nobles,
como ocurre con el retrato anónimo de Juan II de Francia o el de los Duques de Urbino. Se realizaban
de perfil, al modo de las medallas antiguas.31 En Borgoña y Francia surgieron
retratistas como Robert Campin y Rogier van der Weyden, dedicados
principalmente a las figuras religiosas pero más tarde de la nobleza, pintada
en la primera mitad del siglo XV.32
Retrato flamenco: Taller de Jan
Van Eyck, Hombre con clavel, hacia 1420-1430?, óleo sobre tabla,
41,5 x 31,5 cm, Staatliche Museen, Berlín.
Los artistas del Norte de Europa marcaron el camino en retratos
realistas de sujetos seculares. Su gran realismo y detalle obedece en gran
medida a la técnica, entonces nueva, de la pintura al
óleo que permite pinceladas más finas y mayores matices a
través de las sucesivas capas o veladuras, mientras que en el sur de Europa
seguía usándose el temple. Los artistas del Norte de Europa
hicieron retratos diferentes respecto a los italianos: abandonaron el perfil en
favor del medio perfil, los modelos miraban al espectador, las manos eran
muchas veces visibles, y aparece en la pupila un punto blanco que transmitía
mayor vitalidad.31 Eran
retratos con perspectiva y volumen realista, con un minucioso tratamiento de la
piel y sus irregularidades. Entre los primeros pintores que desarrollaron la
técnica al óleo estuvo elneerlandés Jan van Eyck.
Su Matrimonio Arnolfini (1434, National Gallery, Londres) es un hito del
arte occidental, un ejemplo temprano de un retrato de pareja de cuerpo entero,
pintado soberbiamente en ricos colores y exquisito detalle, además de estar
lleno de simbolismo. Pero igualmente importante es que ejemplifica la
recientemente desarrollada técnica de pintura al óleo.33 Entre 1470 y 1490 trabajó Hans Memling en Brujas.31 Petrus
Christus destacó por su tendencia a la abstracción de las formas.
En estos retratos flamencos se lograba mayor realismo en el tratamiento de la piel y
sus irregularidades; otra diferencia era que aparecían de busto, con las manos
visibles y solían estar de medio perfil, mirando al espectador, colocando un
punto blanco en la pupila para transmitir mayor vitalidad.
El Renacimiento[editar · editar código]
El Renacimiento supuso una renovación
del retrato pintado, resurgiendo en este período el retrato privado como tema
independiente. Los retratos asumieron un papel importante en la sociedad
renacentista y eran valorados como objetos y como representación del estatus y
del éxito terrenal. Ello se debía al interés por el mundo natural y por las
culturas de la Antigua Grecia y Roma. La pintura en general alcanzó un nuevo
nivel de equilibrio, armonía y penetración y los grandes artistas (Leonardo, Miguel Ángel y Rafael)
eran considerados «genios», elevándose por encima del nivel de los artesanos
hasta ser servidores valiosos de la corte y la iglesia.34
Alberto
Durero:Autorretrato, 1500, óleo sobrelienzo, 67 x 49
cm, Alte Pinakothek, Múnich.
Muchas innovaciones en las diversas formas del retrato se desarrollaron
durante este fértil período. En esta época circularon con frecuencia pequeños
retratos miniados o pintados, que difundían las imágenes entre las cortes, a
menudo con intereses matrimoniales. Esta tradición del retrato en miniatura siguió
siendo popular hasta la época de la fotografía,
desarrollando las habilidades de los pintores de las miniaturas en
los manuscritos iluminados. Los retratos de perfil sobre medallas o
medallones se hicieron populares recuperando modelos antiguos desde principios
del siglo XIV,
como los de Pisanello; fueron particularmente populares en Italia entre 1450 y 1500. Las medallas, con
sus imágenes en ambas caras, también inspiraron una breve moda por cuadros de
dos caras a principios del Renacimiento.35 La
escultura clásica, como el Apolo de Belvedere, también influyó en la
elección de posturas utilizada por los retratistas renacentistas, poses que han
seguido siendo usadas a lo largo de los siglos.36
En la Italia de
esta época, se hizo popular el retrato de compromiso, una especialidad de Lorenzo Lotto.37 Durante
el Alto Renacimiento, las pinturas de retrato eran generalmenbte muy pequeñas y
a veces estaban cubiertas por tapas protectoras, con bisagras o paneles que se deslizaban.38 También
se difundió el uso de insertar retratos de personajes contemporáneos en las
escenas pintadas, sean sacras o profanas, como ocurre con Simonetta Vespucci que aparece en varios
cuadros de Botticelli, como en el célebre Nacimiento de Venus.
Hans Holbein el Joven:Retrato de Tomás
Moro,1527, temple sobre tabla,
74,2 × 59 cm, Colección Frick, Nueva York.
Entre los retratistas alemanes destacados
estuvieron Lucas Cranach, Alberto
Durero y Hans Holbein el Joven todos los
cuales destacaron en la técnica de pintura al
óleo. Cranach fue uno de los primeros artistas que aceptó encargos
de pintar de cuerpo entero a tamaño natural, una tradición popular de entonces
en adelante.39 Fue
el restrista de Lutero y Melanchton.
En aquella época, Inglaterra carecía de pintores de primera categoría, por lo
que los patronos ingleses contrataban a artistas como Holbein.40 Su
pintura de santo Tomás Moro (1527), su primer mecenas
importante en Inglaterra, tiene casi el realismo de una fotografía.41 Holbein
tuvo gran éxito pintando a la familia real, incluyendo a Enrique VIII.
Creó un tipo de retrato de corte muy imitado en la Inglaterra isabelina. Durero retrató a sus modelos
con gran profundidad psicológica, y es uno de los primeros grandes artistas que
hizo una serie de autorretratos, incluyendo una pintura
totalmente frontal. También situó su figura de autorretrato (como un
espectador) en varias de sus pinturas religiosas.42 Durero
comenzó a hacer autorretratos a la edad de trece años.43 Más
tarde, Rembrandt amplificaría esa tradición.
Antonello da Messina fue uno de los
primeros italianos que aprovechó el óleo. Formado en Bélgica,
se instaló en Venecia alrededor de 1475 y ejerció gran
influencia sobre Giovanni Bellini y la escuela del Norte de
Italia.44 Durante
el siglo XVI,
el óleo se extendió por toda Europa, permitiendo una presentación más suntuosa
de joyas y vestuario. También afectó a la calidad de las imágenes el cambio de
la madera al lienzo,
lo que comenzó en Italia a principios del siglo XVI y se extendió hacia el
norte de Europa a lo largo de los cien años siguientes. El lienzo resiste el
craquelado mejor que la madera, conserva mejor el pigmento y necesitaba menos
preparación aunque era inicialmente más escaso que la madera.
En Venecia alrededor
de 1500, Gentile y Giovanni
Bellini dominaron el retrato, recibiendo principalmente
encargos de los líderes de la República. Su retrato del Dogo Loredan está considerado uno
de los mejores retratos del Renacimiento y hábilmente demuestra la maestría del
artista en la recién llegada técnica de la pintura al óleo.45 Bellini
es también uno de los primeros artistas europeos que firmó su obra, aunque rara
vez dató los cuadros.46
Durante el Renacimiento, la nobleza florentina y milanesa, en particular,
quería representaciones más realistas de ellos mismos. El desafío de crear
vistas de cuerpo entero o tres cuartos estimularon la experimentación y la
innovación. Casi todos los grandes maestros se dedicaron al retrato (Piero della Francesca, Domenico Ghirlandaio, Lorenzo di
Credi, Antonello da Messina, Botticelli, Leonardo,Ticiano,
Rafael...), expandiendo su técnica y añadiendo el retrato a los temas
tradicionales de historia clásica y religiosa. Leonardo
y Pisanello estuvieron
entre los primeros artistas italianos que añadieron símbolos alegóricos a
sus retratos seculares.30 Los
pintores italianos del Alto
Renacimiento representaban a sus modelos de medio cuerpo, las
poses eran solemnes, pero los trajes son más bien sobrios.47
Leonardo da
Vinci: La Gioconda, 1503-06, óleo sobretabla,
77 × 53 cm, Museo del Louvre, París.
En Occidente uno de los retratos más famosos es La Gioconda de
Leonardo, llamada también Mona Lisa por Lisa
Gherardini.48 49 50 En
él se alcanzó un extraordinario efecto psicológico, como en las mejores obras
de Ticiano. La famosa «sonrisa de Mona Lisa» es un excelente ejemplo de aplicar
una sutil asimetría a un rostro. En sus notas, Leonardo aconseja sobre las cualidades
de la luz en la pintura de retrato:
«Un nivel muy alto de gracia en la luz y la sombra
se añade a las caras de los que se sientan en los umbrales de las habitaciones
a oscuras, donde los ojos del observador ven la parte sombreada de la cara
oscurecida por las sombras del cuarto, y ven la parte iluminada de la cara con
la mayor brillantez que el aire le da. A través de este aumento en las luces y
las sombras, se da mayor relieve a la cara».51
Leonardo terminó relativamente pocas obras, pero entre ellas hay otros
retatos memorables como los de las nobles Ginebra de Benci y Cecilia Gallerani.52
Los retratos que quedan de Rafael son más numerosos, y en ellos muestra
una gran variedad de poses, iluminación y técnica. Más que producir
innovaciones revolucionarias, el gran logro de Rafael fue el fortalecimiento y
refinamiento de las corrientes desarrolladas con el arte renacentista.53 Fue
particularmente experto en el retrato de grupo. Su obra maestra La escuela de Atenas es uno de
los más destacados frescos de grupo, conteniendo retratos de Leonardo, Miguel
Ángel, Bramante y
el propio Rafael, disfrazados de filósofos antiguos.54 No
era el primer retrato de grupo de artistas. Décadas antes, Paolo Uccello había
pintado un retrato de grupo incluyendo a Giotto, Donatello, Antonio Manetti y Brunelleschi.42 Conforme
ganó en prominencia, Rafael se convirtió en el retratista favorito de los
papas. Su Retrato del humanista Castiglione repite
diez años más tarde prácticamente la misma postura que La Gioconda,
con tonos igualmente suaves, casi monocromo en marrón y gris, representando
ambas figuras el ideal renacentista de moderación de una discreta elegancia.47 La
mayoría de los artistas renacentistas aceptaban con avidez encargos de
retratos, y muy pocos los rechazaban. Miguel Ángel fue una notable excepción,
pues no reprodujo efigies realistas de personajes,30 salvo,
quizá, y con intenciones denigratorias, en el Juicio Final.
Ticiano incluye
el retrato psicológico en sus retratos «de aparato» o de
corte. El retrato psicológico tiene un propósito generalmente íntimo.55 Ticiano
continuó en Venecia de la obra de Bellini, pero ampliando la variedad de poses
y posturas de sus personajes, generalmente de la realeza (retrato de corte).
Fue quizás el primer gran retratista de niños.56 Después
de que sucumbiese a la peste,Tintoretto y el Veronés se
convirtieron en los principales artistas venecianos, contribuyendo a la
transición al manierismo italiano. Jacobo Tintoretto retrató a
magistrados y funcionarios de color y forma más sobrios que Ticiano. Los
manieristas contribuyeron con muchos retratos excepcionales que enfatizaban la
riqueza del material y las posturas elegantemente complejas, como en las obras
de Agnolo Bronzino y Jacopo da Pontormo. Bronzino se hizo famoso con
los retratos de los Médicis. Su atrevido retrato de Cosme I de Médicis muestra el austero
gobernante con su ojo cauteloso mirando fijamente hacia el extremo de la
izquierda, en claro contraste con la mayoría de pinturas reales que muestran a
sus modelos como soberanos benignos.57 El Greco,
que se formó en Venecia durante doce años, siguió un camino más extremado tras
su llegada a España, enfatizando su «visión interior» del modelo hasta el punto
de disminuir la realidad de la apariencia física.58
Opulento «retrato de corte» francés: Jean yFrançois
Clouet, retrato de Francisco I, hacia 1525, óleo sobre
tabla, 96 x 74 cm, Museo del Louvre, París.
Sus retratos del Inquisidor Niño de Guevara o Paravicino evidencian la psicología
de los españoles de la época. Una de las mejores retratistas del siglo XVI
italiano fue Sofonisba Anguissola de Cremona,
quien alcanzó nuevos niveles de complejidad en sus retratos individuales y de
grupo.
El retrato de corte en Francia comenzó
cuando el artista flamenco Jean Clouet pintó
su opulento retrato de Francisco I de Francia alrededor de 1525.59 El
rey Francisco fue un gran mecenas y un avaricioso coleccionista de arte que
invitó a Leonardo da Vinci a vivir en Francia durante sus últimos años. La Mona Lisa permaneció
en Francia después de que Leonardo muriera allí.60 También Corneille de
Lyon cultiva el retrato objetivo y frío de la Francia
renacentista. Antonio Moro, retratista de Felipe II, creó un tipo de retrato cortesano
que más tarde se extendió por toda Europa.
Discípulo suyo fueAlonso Sánchez Coello, quien adoptó su
forma de tratar con detalle el traje y las joyas al tiempo que se sentía la
influencia de Ticiano en su penetración psicológica y la ligereza de su
técnica. Su discípulo Juan Pantoja de la Cruz tenía una
técnica más dura, recreándose en las gorgueras que
eran la moda propia de la época de Felipe III.
Los primeros autorretratos del arte occidental
aparecieron en esta época, cuando los artistas pintaban su propia cara entre la
muchedumbre, en origen en escenas narrativas. Primero fue un elemento más
en un cuadro de grupo (a este respecto, Leon Battista Alberti aconsejó a los
artistas retratarse mirando al espectador), luego se trató de forma
independiente. Se cree que el autorretrato en miniaturamás
antiguo es el de Nicholas Hilliard de 1575, aunque no fue el
primero que creó una imagen de sí mismo, pues ya a principios de siglo lo había
hecho Durero en sus lienzos. El género del autorretrato cobró más importancia
después del período clásico.
Barroco y rococó[editar · editar código]
Anton van
Dyck: Retrato triple del rey Carlos, 1635-36,óleo sobre lienzo, 85 ×
100 cm,Royal Art Collection, Londres.
Durante los períodos barroco y rococó,
en los siglos XVII y XVIII, los retratos adquirieron aún mayor importancia como
documentación del estatus y posición. Dentro de una sociedad cada vez más
dominada por la burguesía, las representaciones de individuos lujosamente
vestidos al lado de símbolos de pujanza y de riqueza temporal contribuyeron de
manera eficaz a la afirmación de su autoridad. Van Dyck y Rubens destacaron
en este género. Rubens se inspiró en los venecianos para crear un retrato
cortesano en la que no se descuida la penetración psicológica (retratos de
María de Médicis). El retrato de Rubens y su primera esposa (1609) en sus
trajes de boda es un ejemplo de virtuoso del retrato de pareja.61 Su
estudio fue uno de los más grandes de la época, empleando a artistas de bodegón, paisajes, animales y escenas de género, además del retrato. Van Dyck
se formó allí durante dos años.62 Carlos I de Inglaterra empleó primero
a Rubens, y luego importó a van Dyck como su pintor de corte, nombrándole
caballero y confiriéndole estatus cortesano. Ya desde su estancia en Italia, en la
que representó a la nobleza genovesa, Van Dyck se especializó en el retrato
cortesano. Introdujo en los retratos elementos de encuadre como por ejemplo caballos o pajes. No sólo adoptó los
métodos de producción de Rubens y sus habilidades comerciales, sino también sus
maneras y apariencia elegante. Se dijo de él que «Siempre iba magníficamente
vestido, tenía un equipaje numeroso y galante, y mantenía en su apartamento una
mesa tan noble, que pocos príncipes eran más visitados o mejor servidos».63
Hyacinthe
Rigaud, Luis XIV,1701-1702, óleo sobre
lienzo, 279 x 190 cm, Museo del Louvre, París.
Rembrandt: La ronda de noche o La
milicia del Capitán Frans Banning Cocq, 1642, óleo sobre lienzo, 363 ×
437 cm,Rijksmuseum, Ámsterdam.
En Francia se
creó un tipo de retrato de corte que recibe las
influencias de la pintura flamenca, en particular, con elementos
de Rubens y de Van Dyck. Philippe de Champaigne creó dos tipos
de retratos: el intimista o burgués (como en el Retrato exvoto de su
hija y la Madre Arnoult) y el cortesano en la que lo importnte era el gesto
del modelo y la ropa que vestían (Retrato de Richelieu). En esta segunda
línea trabajaron Nicolas de Largillière y Hyacinthe
Rigaud, quien dominó aproximadamente de la misma manera que Van Dyck
en Inglaterra, como un destacado cronista de la realeza, pintando los retratos
de cinco reyes franceses.64
Una de las innovaciones del arte del Renacimiento había sido la mejora
de la representación de las expresiones faciales para acompañar a las
diferentes emociones. En 1586 se había publicado laFisonomía humana, de Gian Battista della Porta, que habría de
convertirse en el manual básico de fisonomía para
los artistas barrocos; en él se sistematizaba el conocimiento sobre las
expresiones del rostro humano, además de establecer analogías entre
el rostro humano y el de los animales, una tabla de caracteres y una tipología
racial.65 El holandés Rembrandt exploró
las diferentes expresiones de rostro humano, especialmente a través de sus más
de 60 autorretratos.66 Este
interés en el rostro humano también alimentó la creación de las primeras caricaturas,
atribuidas a la Academia Carracci, dirigida por pintores de la familia
Carracci a finales del siglo XVI en Bolonia,
Italia.
El retrato colectivo o retrato de
grupo se produjo en gran número durante el periodo barroco,
particularmente en los Países Bajos.
A diferencia del resto de Europa, los pintores holandeses no recibieron
encargos de la iglesia calvinista que había prohibido tales imágenes, ni de la
aristocracia, que virtualmente no existía. En lugar de ello, los encargos
venían de asociaciones cívicas y comerciales. El pintor holandés Frans Hals está
considerado el precursor de este género,17 con
pinceladas fluidas de vívido color animando sus retratos, entre los que estaban
los de las corporaciones (Banquete de
los arcabuceros de San Jorge de Haarlem, Las regentes del asilo de ancianos de
Haarlem). No era una mera acumulación de varios retratos en un
solo lienzo, sino que los personajes se interrelacionan y dan la imagen de una
auténtica comunidad.
Rembrandt se benefició grandemente de semejantes encargos y de la
apreciación general que hacia el arte sentían los clientes burgueses, que
apoyaban el retrato así como el bodegón y los paisajes. Es considerado uno de
los grandes retratistas de este siglo. Gracias a la gran demanda, Rembrandt
pudo experimentar con la técnica y la composición poco convencional, como elclaroscuro.
Demostró estas innovaciones, de las que los maestros italianos como Caravaggio fueron
pioneros, principalmente en La ronda de noche (1642).67 Otro
ejemplo de retrato de grupo es La lección de anatomía del doctor
Tulp (1632), en la que baña el cadáver en luz brillante
para atraer la atención hacia el centro de la pintura mientras que la
vestimenta y el fondo se funden en negro, destacando los rostros del cirujano y
de los estudiantes. Es el primer cuadro que Rembrandt firmó con su nombre
completo.68 Los síndicos de los pañeros fue
su última obra de este género. En aquella época surgieron en Holanda los
primeros mercados significativos del arte y la figura del marchante.69
En España, Zurbarán hizo
auténticos retratos en sus cuadros monásticos, como el de Fray Gonzalo de Illescas (1639). Pero el gran
retratista del Siglo de Oro español fueVelázquez.
El éxito de Velázquez nada más llegar de Sevilla a la corte, radicó en la
admiración suscitada por sus retratos, considerándose como supremo retratista
por su superior calidad en este género, incluso cuando retrataba a personas de
escasa o nula importancia social.70 En
sus retratos, desde el Inocencio X que realizó en su
viaje a Italia de 1649,
como en el de Juan de Pareja, su pincel toma la
influencia veneciana y se hace más ligero, casi impresionista,
como tantas veces se ha dicho. Pintó Las Meninas(1656), uno de los más
famosos y enigmáticos retratos de grupo de todos los tiempos. Conmemora al
artista y a los niños de la familia real española y aparentemente los modelos
son la pareja real que sólo se ve como un reflejo en el espejo.71 Comenzando
como un pintor de género, Velázquez pronto alcanzó prominencia
como pintor de corte deFelipe IV, destacando en el arte del retrato, y
en particular ampliando la complejidad de los retratos de grupo.72 La
generación posterior, reinando Carlos II, cultiva el retrato cortesano en un
estilo que a veces recuerda a Van Dyck, con nombres como el de Juan Carreño de Miranda, José Antolínez y el propio Murillo.
Autorretrato de carácter «íntimo»: Jean Siméon Chardin, Autorretrato con
visera, 1775, pastel,
46 x 38 cm, Museo del Louvre, París.
Los artistas rococó,
que estuvieron particularmente interesados en la ornamentación rica e
intrincada, fueron maestros del retrato refinado. Prestaron gran atención a los
detalles en el vestido y la textura, haciendo de los retratos eficaces
transmisores de la vida mundana, como ocurre en los famosos retratos que hizo François Boucher de Madame de Pompadour, vestida con inflados
trajes de seda. Como preciosas muñecas con trajes lujosos retrató Nattier las
favoritas del rey, como la Pompadour y la du Barry. Fragonard,
en torno a 1770,
representó «figuras de fantasía», generalmente modelos desconocidos aunque a
veces personajes notables en los que se expresa la vitalidad de personas
apasionadas en bustos casi en torsión, como se ve en el retrato del abad de Saint-Non.26
Herederos de Van Dyck fueron los primeros grandes retratistas de la
escuela británica: Gainsborough y Reynolds,
quienes también se especializaron en vestir a sus modelos de una manera
llamativa. El muchacho de azul pintado
por Gainsborough es uno de los retratos más famosos y reconocidos de todos los
tiempos, pintado con pinceladas muy largas y fino color al óleo para lograr el
efecto brillante del traje azul.73 Gainsborough
también destacó por el elaborado escenario en que situaba a sus modelos. Los
dos artistas británicos tenían ideas opuestas sobre el uso de ayudantes. Reynolds
los empleaba con regularidad, a veces haciendo sólo el 20 por ciento de la
pintura él mismo, mientras que Gainsborough lo hizo raramente.74 A
veces un cliente obtendría una promesa del artista, como hizo sir Richard
Newdegate del retratista Peter Lely, sucesor de van Dyck en Inglaterra,
quien prometió que el retrato sería «de cabo a rabo pintado por mis propias
manos».75
Thomas Gainsborough: El muchacho de azul, 1770, óleo sobrelienzo, 178 ×
122 cm, Huntington Art Gallery, San Marino (California).
A diferencia de la exactitud demostrada por los maestros flamencos,
Reynolds resumió su enfoque al retrato afirmando que «la gracia y, podríamos
añadir, el parecido, consiste más en captar el aire general que en observar la
similitud exacta de cada rasgo».76 Más
joven, George Romney, retrató a Lady Hamilton con
un aireprerromántico. También destacó en Inglaterra William
Hogarth, quien se resistió a los métodos convencionales
introduciendo toques de humor en sus retratos. SuAutorretrato con Pug es
claramente más una imagen humorística de su mascota que una pintura
auto-indulgente.77
Fue en el campo del retrato en el que las pintoras ganaron renovada
importancia en el siglo XVIII. Entre ellas estuvieron la francesa Élisabeth Vigée-Lebrun, la
pintora italiana al pastel Rosalba
Carriera y la suiza Angelica Kauffmann. También fueron muy
apreciados durante ese siglo los pintores de miniaturas, pintadas con
increíbles precisión y a menudo encerradas en medallones de oro o esmalte.
Jean Ranc,
discípulo de Rigaud, introdujo en la España del siglo XVIII el
retrato de corte francés, elegante y recargado. Louis-Michel van Loo retrató a la Familia
de Felipe V con gran aparatosidad. También en la España de los
primeros Borbones trabajaron el refinado retratista italiano Jacopo
Amigoni y el alemán Anton Rafael Mengs, dentro del frío
refinamiento rococó.
En los Estados Unidos, fue especialmente bien
considerado John Singleton Copley, formado en el
refinado estilo británico; destacó por retratos de cuerpo entero y miniaturas,
con sus pinturas hiperrealistas de Samuel Adams y Paul Revere.
Copley también destacó por intentar fusionar el retrato y el arte,
académicamente más considerado, de la pintura de historia, a través de sus retratos
de grupo de famosos militares.78 Igualmente
famoso fue Gilbert Stuart que pintó más de mil
retratos y fue especialmente conocido por su retrato de presidentes; solo de George
Washington pintó más de 100 réplicas.79 Stuart
trabajaba rápidamente con pinceladas más suaves y menos detalladas que las de
Copley para captar la esencia de sus sujetos. A veces hacía varias versiones
para que el cliente escogiera su favorita.80 Conocido
por los tonos rosados de sus mejillas, Stuart escribió, «la carne no es como
ninguna otra sustancia bajo el cielo. Tiene toda la alegría de la tienda del
sedero sin su brillo chillón, y toda la suavidad de la caoba antigua, sin su
tristeza».81 Otros
destacados retratistas estadounidenses de la época colonial fueron John Trumbull, Benjamin West y Charles Willson Peale.
Siglo XIX[editar · editar código]
A finales del siglo XVIII y principios del XIX,
los artistas neoclásicos continuaron la tradición de
representar a los sujetos a la última moda, lo que para las mujeres de la época
significaba diáfanos vestidos derivados de los estilos de ropa de la época
antigua de Grecia y Roma. Los artistas solían usar luz dirigida para definir
textura y la simple redondez de los rostros y los miembros. Los pintores
franceses Jacques-Louis David y Jean Auguste Dominique Ingresdemostraron
virtuosismo en esta técnica similar a la del dibujante así como un buen ojo
para el carácter. Ingres, un estudiante de David, destacó por sus retratos en
los que un espejo se pinta detrás del sujeto para simular una vista trasera del
modelo.82 Su
retrato de Napoleón en el trono imperial es una hazaña de la retratística real.
Goya, Isabel Porcel, h.1805, óleo sobre tabla,
82 × 54 cm, National Gallery, Londres.
Con un espejo pintado
tras el sujeto se simula una vista trasera: J.A.D. Ingres, La
condesa de Haussonville,1845, óleo sobre lienzo, 131,8 x 92 cm, Colección
Frick, Nueva York.
Paul Cézanne, Retrato
de Achille Emperaire, 1869-70, óleo
sobre lienzo, 200 x 120 cm, Museo de
Orsay, París.
Los artistas románticos que trabajaron durante
la primera mitad del siglo pintaron retratos de líderes inspirados, bellas
mujeres y agitados sujetos, usando vivas pinceladas y una iluminación
dramática, a veces deprimente. Los artistas franceses Eugène Delacroix y Théodore Géricault pintaron bellos
retratos de este tipo, en particular de gallardos jinetes.83 También
destaca la serie que hizo Géricault de enfermos mentales (1822-1824). El pintor
español Francisco de Goya pintó algunas de las
imágenes más buscadas y provocativas de la época, incluyendo La maja
desnuda (h. 1797-1800), así como famosos retratos de corte
de Carlos IV, y lo hizo de manera tan implacable y
menos aduladora que resulta difícil entender cómo fueron tan aceptados y
estimados en su tiempo.84
Los realistas del siglo XIX como Gustave
Courbet, crearon retratos objetivos representando a personas de
clase baja y media. Courbet pintó varios autorretratos mostrándose a sí mismo
en varios estados de ánimo y expresiones.85 Honoré
Daumier produjo muchas caricaturas de
sus contemporáneos. El pintor francés Édouard Manet,
fue un importante artista de transición cuya obra oscila entre el realismo y el impresionismo.
Era un retratista de destacada penetración y técnica, con su pintura de Stéphane Mallarmé como buen ejemplo de su
estilo de transición.
En los Estados Unidos, Thomas Eakins fue
el más destacado pintor de retratos, llevando el realismo a un nuevo nivel de
franqueza, en particular con sus dos retratos de cirujanos trabajando; también
representó a atletas y músicos en acción. En muchos casos, como en el Retrato
de la señora Edith Mahon, transmite audazmente emociones poco halagadoras
de tristeza y melancolía.86
Los realistas dieron paso a los impresionistas en
los años 1870. Edgar Degas fue
ante todo un realista y su pintura Retrato de la
familia Bellelli es una penetrante representación de una
familia infeliz y uno de sus retratos más bellos.87 Monet y Renoir usaron
como modelos a sus familiares y amigos, en parte debido a los escasos ingresos.
Pintaban figuras aisladas o en pequeños grupos íntimos, al aire libre o en
interiores bañados de luz. Caracterizados por su superficie luminosa y la
riqueza de sus colores, estos retratos presentan a menudo un carácter
intimista, alejado del retrato oficial. La artista estadounidense Mary Cassatt,
que se formó y trabajó en Francia, es popular incluso ahora por sus atractivas
pinturas de madres e hijos.88 Paul Gauguin y Vincent van
Gogh, ambos postimpresionistas,
pintaron reveladores retratos de gente que ellos conocían, remolinos de color
no siempre halagadores. Son tan celebrados, o más, por sus poderosos
autorretratos. Henri de Toulouse-Lautrec retrató a
famosos intérpretes de teatro, entre ellos a Jane Avril, captándolos en
movimiento.89
John Singer Sargent también estuvo a
caballo entre los dos siglos, pero rechazó un declarado impresionismo o
postimpresionismo. Fue el más famoso pintor de retratos de su época, usando una
técnica principalmente realista a menudo bañada en un brillante uso del color.
Hizo con igual aptitud retratos individuales y de grupo, particularmente de las
familias de clase alta. Está considerado el último gran exponente de la
tradición retratística británica que comenzó con van Dyck.88 Otro
destacado retratista estadounidense formado en el extranjero fue William Merritt Chase. La pintora de
sociedad estadounidense Cecilia Beaux,
llamada la «Sargent femenina», también estudió en el extranjero y se ciñó a los
métodos tradicionales.
Vincent van
Gogh,Autorretrato, 1887, óleo sobrecartón,
42 × 33,7 cm, Art Institute,Chicago.
James Abbott McNeill Whistler estuvo
bien relacionado con los artistas europeos y también pintó algunos retratos
excepcionales, siendo el más famoso su Arrangement in Grey and Black,
The Artist's Mother (1871), también conocido como La madre de
Whistler.90 Whistler
usaba una paleta apagada para crear los efectos que pretendía, afirmando el
equilibrio de color y los tonos suaves. Dijo que, «así como la música es la
poesía del sonido, la pintura es la poesía de la vista, y el tema no tiene nada
que ver con la armonía del sonido o del color».91
El desarrollo de la fotografía en el siglo XIX tuvo un efecto
significativo sobre el retrato, suplantando a la camera
obscura que había sido usada con anterioridad como una
ayuda en la pintura. Muchos modernistas marcharon a los estudios de fotografía
para que les hicieran allí sus retratos, incluyendo a Baudelaire que,
aunque proclamaba la fotografía un «enemigo del arte», se sintió atraído por la
franqueza y el poder de la fotografía.92 Al
proporcionar una alternativa barata, la fotografía suplantó gran parte del
nivel inferior de la pintura de retrato. Algunos artistas realistas, como
Eakins y Degas, entusiastas de la fotografía, la encontraban útil como ayuda en
la composición. De los impresionistas en adelante, los pintores de retratos
buscaron una miríada de formas de reinterpretar el retrato para competir
efectivamente con la fotografía.93 Sargent
y Whistler, entre otros, ampliaron su técnica para crear efectos que la cámara
no podía captar.
Siglo XX[editar · editar código]
Los artistas de principios de siglo ampliaron los campos de exploración
del retrato en nuevas direcciones, liberándolo de las dificultades de la
semejanza visual. La forma y el color resultan lo principal en los retratos de Cézanne,
mientras que la técnica de la pincelada y el color extremado dominan los
retratos de André Derain y Henri Matisse.94 Cézanne
utilizó formas muy simplificadas en sus retratos, evitando el detalle mientras
subrayaba las yuxtaposiciones de color.95 El fauvista Matisse
simplificó la línea y los colores para darles toda su fuerza expresiva, con lo
que produjo poderosos retratos dando a la piel colores no naturales, incluso
estridentes. El austriaco Gustav Klimt aplicaba
motivos bizantinos y oro en sus retratos. Su
alumno Oskar Kokoschka retrató a la clase
superior vienesa.Picasso realizó
numerosos retratos cubistas en los que apenas puede reconocerse al modelo,
pues está terriblemente deformado para lograr una afirmación emocional que va
mucho más allá de los límites de la caricatura normal.96
Umberto
Boccioni, Autorretrato,1905-06.
Los pintores expresionistas proporcionan estudios
psicológicos inquietantes e irresistibles. Artistas alemanes como Otto Dix y Max Beckmann produjeron
notables ejemplos de retratos expresionistas. Beckmann fue un prolífico
autorretratista, produciendo al menos veintisiete obras de este tipo.97 Amedeo
Modigliani pintó muchos retratos en su estilo alargado que
despreciaba a la «persona interior» para favorecer el estudio estricto de la
forma y el color. Para conseguir esto, quitaba énfasis a los normalmente
expresivos ojos y cejas reduciéndolos a rendijas ennegrecidas y simples arcos.98
El arte británico estuvo representado por los vorticistas,
que pintaron algunos destacados retratos a principios del siglo XX. El pintor dadaísta Francis
Picabia ejecutó numerosos retratos en su estilo único. Además,
los retratos de Tamara de Lempicka captaron con éxito la
época Art Deco con
sus curvas aerodinámicas, ricos colores y ángulos agudos. En los Estados
Unidos, Robert Henri y George
Bellows fueron buenos retratistas de los años veinte y treinta de
la escuela realista americana. Max Ernst produjo
un ejemplo de un moderno retrato de grupo con su pintura de 1922 All Friends
Together.99
La producción de retratos en Europa y América declinó, en líneas
generales, en los años cuarenta y cincuenta,
como resultado del creciente interés por la abstraccióny
el arte no figurativo. Una excepción, sin embargo, fue Andrew Wyeth que
evolucionó hasta convertirse en el pintor de retratos realistas más destacado
de los Estados Unidos. Con Wyeth, el realismo, aunque declarado, es secundario
respecto a las cualidades tonales y estado de ánimo de sus pinturas. Esto queda
ampliamente demostrado con su significativa serie de pinturas conocida como las
pinturas «Helga», el mayor grupo de retratos de una sola persona de cualquier
gran artista (247 estudios de su vecina Helga Testorf, vestida y desnuda, en
diversos entornos, pintados durante el período 1971–1985).100
En los sesenta y los setenta se
produjo un renacimiento del retrato. Artistas ingleses como Lucian Freud y Francis Bacon han
producido cuadros muy potentes. Los retratos de Bacon destacan por su cualidad
de pesadilla. En mayo de 2008, el retrato de Freud Benefits Supervisor
Sleeping (1995) fue vendido en subasta en Christie's en
la ciudad de Nueva York por 33,6 millones de dólares, estableciendo un récord
mundial por valor de venta de una pintura de un artista vivo.101 Muchos
artistas estadounidenses contemporáneos, como Andy Warhol, Alex Katz y Chuck Close,
hicieron del rostro humano un punto focal de su obra. La pintura que Warhol
hizo de Marilyn Monroe es un ejemplo icónico. La
especialidad de Close son los retratos de «cabeza» que ocupan toda una pared,
enormes e hiperrealistas. Jamie Wyeth continúa
la tradición realista de su padre Andrew, produciendo famosos retratos cuyos
sujetos varían desde Presidentes a cerdos.
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